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lunes, 26 de octubre de 2009

Los SANTOS y los DIFUNTOS


Para comprender un poco mejor el significado de estas dos fiestas litúrgicas hay que saber que existen tres estados en la Iglesia:1- La Iglesia peregrina en la tierra, estos somos nosotros hasta el día de nuestra muerte.2- La Iglesia purgante (en el purgatorio), son los difuntos que aun no han ido al cielo. Por estos oramos el día de los difuntos, el 2 de Noviembre.3- la Iglesia triunfante, ya glorificada en el cielo, estos son los santos que celebramos el día 1.

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS (1 de NOVIEMBRE)

Durante todo el año celebramos la fiesta de muchos santos famosos. Pero la Iglesia ha querido recordar que en el cielo hay innumerables santos que no cabrían en el calendario. Por eso nos regala esta solemne fiesta de Todos los Santos que abarca a todos nuestros hermanos que ya están en el cielo.
Multitudes de santos desconocidos por nosotros pero amadísimos de Dios.
Entre ellos familiares nuestros, amigos, vecinos...
La fiesta de Todos los Santos no es solo recordar sino también una llamada a que vivamos todos nuestra vocación a la santidad en nuestra propia vida.
Dios nos creó para que seamos santos.
"El santo es aquel que está tan fascinado por la belleza de Dios y por su perfecta verdad
que éstas lo irán progresivamente transformando.
Por esta belleza y verdad está dispuesto a renunciar a todo, también a sí mismo.
Le es suficiente el amor de Dios, que experimenta y transmite en el servicio humilde y desinteresado al prójimo" (Benedicto XVI)



CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS DIFUNTOS (2 de noviembre)



Al día siguiente de la Fiesta de Todos los Santos, la Iglesia Católica celebra la Fiesta de los Difuntos.
Recordamos la enseñanza de San Pablo:
somos una familia en la que todos estamos llamados a la santidad.
Pero, ¿quiénes entre los difuntos están en el cielo?
No podemos saberlo con certeza a no ser que hayan sido canonizados.
Por eso rezamos por todos los difuntos.
Esta oración beneficia a las almas que están en el purgatorio. Intercedemos por ellas para que pronto se encuentren con el Señor en el cielo.
Es una antigua costumbre visitar los cementerios el día de los difuntos: se arreglan las tumbas con flores y se reza por los ellos; en las casas se hablaba de la familia, de los vivos y de los que habían pasado a otra vida. Se consumían dulces especiales, como los buñuelos de viento o los huesos de santo.

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