Universidad Pontificia Comillas, VIII Jornadas de Teología
Antonio Allende: "Un colegio católico no es una piscifactoría
para pescar cristianos o vocaciones"
Intervino, después del profesor de Comillas Santiago Madrigal y antes del arzobispo Fisichella, el ex delegado de educación de la Provincia de Castilla y actual director de la editorial Sal Terrae, Antonio Allende, con una ponencia sobre "la transmisión de la fe en los centros educativos".
El ponente comenzó planteándose la cuestión, también recogida por el propio Papa Ratzinger, de la aportación específica de las instituciones católicas al sistema educativo.
¿Tiene que seguir la Iglesia regentando centros escolares?, se preguntaba el ponente. Y respondía: "Puede y debe".
Porque, como decía el anterior Prepósito General de la Compañía, Padre Kolvenbach, abandonar los centros educativos católicos "puede ser una sutil huida de la realidad y un ejemplo de desencarnación".
¿Tiene sentido hablar hoy de un centro educativo evangelizador? Siguió preguntándose el padre Allende. Para responder, precisaba que "un colegio no es una parroquia", aunque él confesó sentirse párroco durante los años en los que fue director de un centro jesuita.
Y es que "el colegio evangeliza a través de la educación y, por lo tanto, no es una piscifactoría para pescar cristianos o vocaciones".
Porque "la misión específica del colegio católico es educar, transmitir conocimientos y evangelizar educando".
O como decía San Ignacio, hacer alumnos "no sólo más doctos, sino mejores".
O, en palabras, del ponente, "atender al saber, al ser y al creer".
Lo que se denomina "educación integral", algo que "las diversas legislaciones que hemos padecido se han olvidado". Porque el sistema educativo está orientado hacia el mundo laboral y "hacia la producción de productores".
Allende sostuvo que para evangelizar en los colegios católicos hay que "inculturar el mensaje evangélico en el lenguaje y la cultura de los jóvenes" y que dejen de sentir que, cuando se les invita a convertirse al Evangelio, se les está invitando a abandonar su propia cultura. En este sentido, tampoco ayuda, sino que, al contrario, dificulta esta evangelización de los jóvenes, "la mala imagen social de la Iglesia".
Teniendo también en cuenta, según Allende, que la transmisión de la fe es como la risa: "No se puede obligar a nadie a reírse, lo que puedes hacer es contar un chiste para que alguien se ría, es decir generar las condiciones para que la gente crea".
Y, por supuesto, dar el paso "al anuncio explícito de Jesús", con modestia, "lo que se pueda y como se pueda", atendiendo a las diversas situaciones personales y con una visión positiva de los jóvenes a los que se va a evangelizar. Porque "en general, la imagen que los docentes tienen de la juventud es muy negativa".
Por último, Allende avanzó una serie de retos de las escuelas católicas. Por ejemplo, tener presente que el que evangeliza no es el colegio, sino la comunidad educativa. "Sin comunidad, a la Iglesia se le ve sólo el esqueleto y, en vez de atraer, espanta".
O asumir el signo de los tiempos de la "dificultad de la transmisión de la fe en la familia".
Otro reto es "no convertir los colegios en guetos", especialmente en un momento en los que se percibe "un ataque social a la Iglesia". Porque el hecho es que la gente valora los colegios católicos y "la Iglesia quiere seguir evangelizando en los colegios".
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